Seis claves para entender al nuevo Lavín
No es el mismo que dio vuelta el tablero político chileno en 1999. Hábil comunicacionalmente, como entonces, ha cambiado en lo personal y político. Disparado entre los políticos con mayor valoración –56% de aprobación y 17% de rechazo, según la CEP–, tiene un proyecto de tres cabezas: integración social, respeto y modernidad.
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Sus tiempos
Existe cierto consenso en Chile. Vamos sobre los tiempos de las candidaturas presidenciales: nada se hará antes de las municipales de octubre de 2020, porque el resultado de esa elección –como ha sucedido históricamente– es un anticipo de la carrera a La Moneda. Por lo tanto, los esfuerzos del sector estarán concentrados en ganar la mayor cantidad de municipios posible y recién a fines del próximo año comenzarían a darse vuelta las cartas. En el caso de Joaquín Lavín, de continuar en la misma posición expectante que en la actualidad, el tiempo juega a su favor y no existe ningún apuro, por el contrario.
Repostularía a la alcaldía de Las Condes y, como lo hizo Piñera en su última campaña, recién en marzo del año de las elecciones transparentaría su candidatura, con miras a las primarias. En cualquier caso, en el lavinismo advierten que están abiertos a que los escenarios se den vuelta, como sucedió para las elecciones de 2005. La derecha siempre creyó que Lavín sería el Presidente luego de Ricardo Lagos, pero la irrupción de la ministra Michelle Bachelet terminó arruinándole los planes.
Superando el cosismo
Lavín no puede dejar de ser Lavín y parte de su esencia está en las soluciones prácticas de determinados problemas, lo que hace 20 años fue denominado “el cosismo”. Pero en el lavinismo se explica que resulta demasiado fácil tratar de explicar a Lavín como hace décadas y que detrás de los proyectos que ha impulsado en la municipalidad existe un diseño político que tiene en su corazón la integración social. Lo señaló el propio alcalde en una entrevista que concedió en marzo, cuando indicó que “la centroderecha tiene que incorporar la integración social como un valor central en su programa y en su discurso”. Es a lo que apuntan iniciativas como la de las viviendas sociales en la rotonda Atenas: si en Las Condes se puede dejar de construir guetos urbanos y lograr la integración, ¿por qué no en el resto del país? Este asunto busca sintonizar con los grandes grupos medios “poseídos por la confianza en sí mismos, anhelantes de la diferencia y cada vez más despreocupados de la política”, como escribió el domingo el rector Carlos Peña. Un segundo elemento del proyecto de Lavín tiene relación con el respeto, entendiendo la importancia de los problemas de convivencia en las sociedades actuales. A eso apunta, por ejemplo, con las ordenanzas de acoso callejero. Un tercer aspecto: el salto a la modernidad de manera sustentable. Lo que intenta ejecutar con medidas como la instalación de un dispositivo GPS y corta corriente en vehículos particulares para prevenir los portonazos y con el sistema de reciclaje de la basura desde las casas particulares.
Los nuevos samurái
El equipo de Lavín en la campaña de 1999 era integrado por Francisco de la Maza, Gonzalo Cordero, Ernesto Silva, Carlos Alberto Délano, Pablo Longueira y Cristián Larroulet. Pero han pasado 20 años y aunque con la mayoría tiene una relación de amistad –Délano lo acompañó en diciembre de 2016 cuando asumió nuevamente la alcaldía de Las Condes, su nuevo círculo de colaboradores está circunscrito a la labor municipal y no mantendría relaciones políticas con sus antiguos samurái, salvo con De la Maza. En el lavinismo señalan que el alcalde ahora tiene un equipo joven y que es una mujer la que cumple un papel crucial, su jefa de gabinete, la abogada Pilar Garnham. Entre sus principales colaboradores se encuentra Alejandro Contreras, ingeniero industrial de la UCV, actual director de la Secretaría de Planificación (SEGPLAN), junto a Juan Reyes, ingeniero industrial de la PUC, director de Desarrollo Comunitario. Un cuarto colaborador, Juan Ignacio Jaramillo, constructor civil de la PUC que trabajó con De la Maza en sus 12 años de alcalde, es el actual director del Departamento Operaciones.
La apuesta por la moderación
Luego de la fundación del Partido Republicano de José Antonio Kast, el alcalde Lavín indicó en un programa de televisión que en Chile triunfan las posiciones moderadas y que las extremas están condenadas al fracaso. La afirmación de Lavín da luces sobre lo que será su estrategia política con miras a la futura carrera presidencial: cuando dos tercios de los chilenos declara no tener identidad política y apenas un 19% se siente identificado con un partido, el alcalde se instalará como un candidato del centro moderado, traspasando las propias fronteras (la UDI, Chile Vamos, el Opus Dei, etcétera).
Lavín-millenial
Muchos jóvenes no habían nacido o eran muy niños para la campaña de Lavín 1999. El uso de las plataformas digitales, por lo tanto, que el alcalde usa con destreza, se ha transformado en una herramienta crucial para conectar con el público millennial. Le dedica unas tres horas al día a Twitter, que utiliza como la mayoría de las veces como si fuera un WhattsApp: para conversar con sus vecinos. Uno de sus fuertes es la comunicación: tiene un espacio diario en la radio El Conquistador junto a Francisco Vidal y participa semanalmente en el matinal Bienvenidos.
Las cuerdas separadas con el gobierno
Hasta antes de la encuesta CEP de la semana pasada, en el lavinismo hubiesen considerado fundamental que, para pensar en una nueva opción presidencial de la derecha, debía irle bien al actual gobierno. Pero como ha sucedido en otras ocasiones –como la alta valoración a la Administración de Bachelet de fines de 2009 y la consecutiva derrota electoral de la Concertación– la popularidad del Ejecutivo no tiene una correspondencia exacta con la evaluación a los dirigentes del sector. A Lavín le favorece: mientras el gobierno perdió 12 puntos en respaldo (de 37% pasó a un 25%) y aumentó 11 en desaprobación (de 39% a 50%) desde fines de 2018 a la fecha, en el mismo período el alcade de Las Condes aumentó su valoración positiva de un 48% a un 56%, mientras que la negativa bajó de un 20% a un 17%. Los vaivenes de la actual administración, por tanto, no deberían afectarle, salvo porque el crecimiento económico incluso sea menor que el proyectado.